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El humo del tabaco daña los pulmones.
El humo tiene dos partes: pequeñas partículas sólidas que contienen alquitrán, y gases, como monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno.
Los filtros de los cigarrillos no evitan que estos venenos entren directamente a los pulmones.
Lesiones pulmonares
Stephen Westaby, Hospital Johan Radcliffe - «Si miramos el pulmón izquierdo, todo esto negro son partículas de carbón o sustancias químicas que han quedado atrapadas en el pulmón. Es habitual entre los fumadores. El pulmón de un bebé o de un no fumador es completamente rosa, como esto».
Enfermedad pulmonar
Estas sustancias irritan el recubrimiento de los pulmones y dañan los cilios microscópicos que ayudan a limpiar los pulmones.
Esto puede provocar tos crónica, o tos del fumador, y aumentar la probabilidad de infección e inflamación de las vías aéreas, una enfermedad llamada bronquitis.
El tabaquismo prolongado puede provocar enfisema, una enfermedad en la que los alvéolos, los diminutos saquitos pulmonares, se rompen y se unen.
Esto reduce drásticamente la superficie de los pulmones y el intercambio de gases, lo que provoca falta de aliento.
Algunas personas con enfisema se quedan sin aliento solo al caminar.
Y algunos incluso necesitan botellas de oxígeno el resto de su vida.
Cáncer de pulmón
El tabaquismo también provoca cáncer de pulmón.
Las sustancias presentes en el humo del tabaco provocan mutaciones en el ADN.
Las células se dividen sin control y forman un tumor.
Si el tumor sigue creciendo puede darse una insuficiencia pulmonar.
El cáncer también puede extenderse a otras partes del organismo.
Tratamiento
El cáncer de pulmón es el que más muertes provoca entre hombres y mujeres de todo el mundo.
Pero la cura es simple.
El tratamiento primordial para todas las enfermedades provocadas por el tabaco es dejar de fumar.